31 marzo 2006

DUMB AND DUMBER EN CANCUN











aca andan Fush y Box, o Fosh y Bux, o Bosh y Fux?
no sé, pero ese par, junto con Harp(er) andan aca, fotografiándose en las pirámides, haciendo como que discuten temas, haciendo como que solucionarán cosas, haciendo, representando, simplemente, porque, al final del día, Fush ya se va, perdón, Box, Fux, Fosh... bueno, él ya se va y al otro, se le vienen encima las elecciones de congreso en noviembre...
a quién le interesa negociar con FUSH?
realmente a nadie, y menos con su sombrero de paja y sus botas negras...
mientras tanto, Cancún sitiada por marines, PFP, la guardia de Bush, etc etc
La Capitanía de Puerto de Cancún restringió la navegación marítima en una franja costera de una milla náutica, como parte de los operativos de seguridad de la Cumbre Trilateral México-Estados Unidos-Canadá, medida que se extenderá hasta el viernes. Quedó prohibida la navegación del lado del mar Caribe desde el Puente Calinda hasta el hotel Hilton, unos diez kilómetros aproximadamente de corredor costero, así como en la Laguna Nichupté que está cerrada totalmente.
Cuatro buques de la Armada de México vigilan la zona costera entre Cancún e Isla Mujeres, mientras por tierra se han desplegado unos 2 mil 500 efectivos policiacos, tanto de la Policía Federal Preventiva, como de Seguridad Pública. A estas fuerzas se han sumado las fuerzas federales mexicanas y extranjeras de apoyo para custodiar los hoteles Fiesta Americana Condesa y Le Blanc, las sedes.
Grupos antimotines listos por si se llegara a presentar algún disturbio. En los hoteles sedes se observan sensores en los accesos principales, mientras que en los alrededores y en todo el boulevard Kukulcán, desde el kilómetro cero, se han colocado vallas metálicas de contención.
La PFP estableció su campamento y un retén en la entrada de la zona hotelera, donde se revisa todo vehículo que entra al área de playas, lo que ocasiona grandes congestionamientos viales.
Arriban aeronaves militares, tanto del Estado Mayor Presidencial, como de la Fuerza Aérea de Estados Unidos...
Mientras tanto, los springbreakers siguen bailando reaggeton...

23 marzo 2006

Modest Mouse dice en su canción BUKOWSKI


Woke up this morning and it seemed to me,
that every night turns out to be A little more like Bukowski.
And yeah, I know he's a pretty good read.
But God who'd wanna be? God who'd wanna be such an asshole?
God who'd wanna be? God who'd wanna be such an asshole?

Cancún tiene algo de Bukowskiano, a veces los días parecen cada vez más como los del viejo Hank, el Bukowski que todos llevamos dentro puede salir en cualquier esquina, aparecer al destapar una nueva botella, al entrar a cualquier bar, claro, no son como los de hank, no estan los amigos, ni las barflies, ni se escuchan canciones de jazz de fondo.

Pero esta ciudad, definitivamente tiene algo de bukowskiano, se siente en el aire ese fétido olor a perdedor que inunda los bares harto de trabajar para turistas en trabajos sin futuro, se siente en el aire la peste que provoca la rutina en el ambiente.
Claro, faltan aquellos que prefieran abandonarlo todo y ser barflies, aquellos que quieran dejar la máscara de cordura al lado del lavabo y salir a las calles con ese rostro impúdico sediento de realidad sin detergente ni perfumes...
Si Bukowski hubiera pasado por Cancún, habría escupido en cada una de sus calles, bebido gratis en cada barra, metido la mano debajo de la falda de cada springbreaker ebria que lo permitiera, caminado buscando una rockola decente que tuviera discos que fueran de otra cosa excepto Ricky Martin, quizá habría contemplado el atardecer cancunense mientras se rascaba los sobacos, habría peleado contra el bloqueo de escritor aprovechando el 3x1, pero no se habría quedado... la canción de Modest Mouse parece que la escribieron después de pasar algún tiempo por aca, porque en Cancún, cada día que asa se parece más a un texto escrito por Bukowski, y por eso hay que irse, porque quién quiere ser such an asshole?

Went to bed and didn't see why every day
turns out to be a little bit more like Bukowski.
And yeah, I know he's a pretty good read.
But God who'd wanna be? God who'd wanna be such an asshole?

19 marzo 2006

En defensa de...


la cursilería
Sé que suena extraño, pero ahi va...
En un mundo en el que nos enseñan siempre a tener miedo de todo, miedo de perder el trabajo, miedo de nos ser exitosos, miedo al fracaso, miedo de perderlo todo, miedo de ser asaltado, miedo de no gustar, miedo de no ser lo suficientemente bueno, miedo de no obtener lo que se espera de nosotros, miedo de la guerra, miedo a la muerte, miedo de sonar malos, miedo de sonar demasiado buenos, el miedo de sonar CURSIS es demasiado.

Por lo cual propongo una Defensa sin Cuartel de la Cursilería:
que todo el mundo regale rosas,
que escriban poemas como canciones de Arjona,
que Nicho Hinojosa se convierta en nuestro trovador de cabecera,
que las postales y tarjetas de Hallmark sean obligatorias,
que contemplar el amanecer o el atardecer no sea un cliché hollywoodense,
que los besos en la calle bajo la lluvia no sean exclusivos de los finales de las comedias románticas, que andar tomados de la mano no implique una explicación,
que las miradas cómplices no obliguen a nada,
que regalar chocolates no sea siempre en los cumpleaños,
que los paseos por parques y jardines no sean exclusivos de las parejas de la tercera edad,
que los corazones no se vendan sólo el 14 de febrero,
que decir te quiero no suene a frase de telenovela de Lucero,
que todos puedan besarse en los cines sin temor a la crítica,
que todos canten canciones como Y nos dieron las diez y se abracen mientras chocan sus copas,
que todos puedan ser cursis por las calles sin temor a risas, sin necesidad de esconderse.
Porque si todo en el mundo da miedo, tener miedo a sonar y ser cursi...
ES DEMASIADO!...
(además es PRIMAVERA)

15 marzo 2006

UN AÑO Cancunense

Sí, se ha cumplido, y ya casi los 32 de vida, a días de ellos...
Habría que hacer un balance del paso por estas tierras, dos huracanes, tres periódicos, un año de dar clases, mucha gente desconocida que de pronto se vuelve familiar y mucha gente importante que se transforma en fotografía y plática en msn o llamada de larga distancia.
Un año de vida cancunense, uno se acostumbra a esta relajación, a esta humedad, a este calor, a estas costumbres, a este turismo, a este miedo a que se vayan los turistas, a estas calles inundadas cuando llueve, a este andar sin prisas, a estas calles sin semáforos, a estos postes caídos, a estos cables colgados, a estos troncos que florecen en el piso, a este Sanborns convertido en la mejor librería, a un centro comercial que se quema y ese mismo día abre, a los antros sin fachada pero con filas enormes de ansiosos queriendo entrar , a este lugar sin opciones, a este Cancún de poca ropa y poco todo, porque finalmente, si no hay nada qué hacer... ¿para qué exigirse?
Peligro de conformismo, de acomodarse, de relajarse y de tachar días en el calendario y de cambiar de calendario indefinidamente, e irlos acumulando en cajones de un departamento semiamueblado, en la caja que traes desde tu antiguo hogar, porque tu paso por Cancún siempre es temporal, ¿no? por eso no compras muebles, ni pintas la casa, ni compras cuadros o adornos, sólo lo necesario para estar no para vivir.
Es curioso, en esta ciudad todo el mundo recuerda la fecha en que llegó, yo llegué el 11-M, pero del año siguiente, del 2005, y a cualquiera que vive acá, le puedes preguntar y ninguno dudará, todos responden rápidamente el día, el mes y el año en que llegaron, algunos hasta la hora, yo llegué pasadas las tres de la tarde...
La costumbre se hace densa, te acostumbras a ir a dar clases, a caminar a tu trabajo, a caminar a tu casa, a caminar al videoclub, a caminar todo el tiempo a hacer 15 minutos caminando a cualquier parte, y piensas que eso es bueno, no? que tal vez eso es lo que te hacía falta... pero cuando no hay a dónde caminar, viene el problema.
Te acostumbras al tiempo libre y dices "esto es bueno", a leer durante horas y dices "esto es bueno", caminas y dices "esto es bueno", te sientas en la playa y dices "esto es bueno", ves springbreakers beber hasta embrutecerse y dices "esto es bueno", conoces gente y despides gente y dices "esto es bueno", besas a alguien y nunca la vuelves a ver y dices "esto es bueno", y todo es bueno...
Cuando uno nace en una ciudad no se la pasa pensando si le gusta o no, simplemente la vives (al menos en mi cas y más siendo del DF), si te puedes ir, lo haces... pero cuando vives en ciudades como Cancún, te la pasas preguntándote qué demonios haces en un lugar así, carente y sin sentido, sin identidad ni destino,
Muchos dejaron de preguntárselo, porque olvidaron la respuesta...
Ese es el riesgo del PARAISO

11 marzo 2006

Katrina TOUR, Parte uno

esta es mi visión del tour katrina, dividida en varias partes, porque es un texto muy largo...
Para unos cuantos, después del desastre vienen las oportunidades, oportunidades de trabajo, de construcción, de demolición, de renovación, de ventas y también la oportunidad de hacer del desastre una atracción turística, eso pasó en Nueva Orleáns con el Katrina Tour.
Actualmente, el Katrina Tour es el recorrido turístico más solicitado por los visitantes que arriban a Nueva Orleáns, sitio histórico, reconocido por su música y sus tradiciones, destrozado por el huracán Katrina y que seis meses después todavía sufre los daños por la destrucción de los diques que provocaron grandes inundaciones.
Por sólo 35 dólares, tres de los cuales son donados a organizaciones sin ánimo de lucro, uno puede recorrer las zonas devastadas por Katrina. Olvídense de los recorridos por el barrio francés, de las visitas al cementerio, dejen a un lado las antiguas plantaciones, o conocer la casa de Anne Rice, o el tour de vampiros a pie por los callejones del french quarter, lo que actualmente mueve al turismo en Nueva Orleáns es el Katrina Tour. La compañía Gray Line, con más de cien años de realizar tours en Estados Unidos, inventó este recorrido una semana después de la tormenta.
Los recorridos, con duración aproximada de dos horas, comenzaron el 4 de enero, cada día con más éxito, aunque se han ido modificando las rutas y hay partes a las que ahora ya no se puede acceder, sin embargo, debido a que la recuperación en la ciudad ha sido lenta, el recorrido poco ha cambiado desde el inicio.
Sólo dos puntos de Nueva Orleáns están prohibidos, East New Orleans y el Lower Ninth Ward, por orden del Consejo de la ciudad, ya que en esas zonas las calles aún permanecen cubiertas de escombros, clavos, vidrios, tejados, coches, bañeras y tuberías y sólo los residentes pueden entrar a trabajar en la reconstrucción de sus casas.
Un recorrido a salvo, dentro de un camión para 20 personas, con aire acondicionado, sin acercarse demasiado a la suciedad, sin respirar la pobreza, sólo vista desde la ventanilla a una velocidad semilenta que permite que los visitantes se borren las imágenes de la gente que duerme en las calles lejanas al centro, de los altos edificios que en lugar de ventanas tienen madera, de las marcas de agua y lodo a lo largo de todo el trayecto. Katrina Tour, un recorrido que va por todos esos puntos vistos en televisión desde helicópteros cuando pasó el huracán.
El tour comienza en el centro del barrio francés, pasando por el Superdome, las imágenes golpean la memoria, sí, ahí es donde la gente padeció condiciones terribles, y Alan, el guía recuerda “el Superdome era un refugio de último recurso”. El Centro de Convenciones, ese en el que durante la tragedia veíamos por televisión las imágenes de gente en sillas de ruedas… Después la prisión, cuyos reos tuvieron que ser evacuados después de las inundaciones y reacomodados en la estación de trenes, dentro de viejos vagones.
Alan señala un edificio, un hotel construido a mediados de 1800 en el centro de la ciudad, “ahí trabajaba como lavandera y prostituta una mujer llamada Mayann, quien tuvo un hijo en 1901 que cambiaría la historia de la música”, Alan se refería a Louis Armstrong, el músico de jazz que sí, cambió la historia y el destino de la música en esa ciudad y el mundo.

Katrina TOUR, Parte dos

Han pasado seis meses y las historias se acumulan en cada esquina, todos recuerdan a alguien que no quiso irse porque no le permitieron llevarse a sus mascotas, a otro que conocía perfectamente las calles y sabía dónde había gente atrapada y que ayudó a la búsqueda de personas, Alan cuenta mientras los turistas toman fotos desde el autobús, siempre a salvo de las consecuencias del desastre natural.
Antes de Katrina, en Nueva Orleáns vivían 484 mil 764 personas, hasta el momento no se sabe exactamente cuántas han vuelto y cuántas permanecen en otras partes, aunque se estima que tres partes de la población han regresado.
Del lado izquierdo aparece el Charity Hospital, que tendrá que se demolido, ya que durante Katrina se inundó todo su cuarto de máquinas y quedó completamente inservible tanto en el momento del huracán, como después. En su lugar se construirá un nuevo hospital, y Alan, el guía, afirma en tono irónico “esperemos que el cuarto de máquinas esté en un nivel más alto esta vez”.
La compañía que organiza los tours, Gray Line ha sido criticada por algunos medios y por políticos, que la acusan de insensible y de lucrar con una tragedia. Sin embargo, los trabajadores de la empresa se defienden " sabemos que todos quieren ver lo que ocurrió y debemos recuperar nuestra economía. Antes teníamos 500 clientes al día, ahora son 300 a la semana", los tours son dos veces al día.
Pasando por la calle Saint Peters, hay un espacio vacío, un enorme lote que parece abandonado, el guía comenta que ha sido adquirido por el famoso millonario y ahora protagonista de su propio programa de televisión, Donald Trump y que ahí se construirá el edificio más alto de Nueva Orleáns, el cual tendrá hotel, departamentos, centros comerciales, oficinas y todo lo necesario para nunca abandonarlo. Es la tierra de las oportunidades, y sobre todo después de un huracán como Katrina y de una tragedia producto de errores humanos.
Entre las calles aparecen los pequeños remolques blancos que el gobierno federal ha dado a algunos habitantes, remolques que estacionan afuera de sus casas y en los cuales pueden vivir mientras trabajan reconstruyendo sus hogares. El problema, dice Alan, es que “existe una actitud NIMBY (not in my back yard) o lo que es lo mismo, no pongas eso en mi patio trasero” que consiste en que muchos egoístas, no permiten que sus vecinos instalen los remolques en sus aceras.
Hasta hace un par de semanas, el estacionamiento de uno de los centros comerciales más importantes sirvió como centro de refugio para cientos de bomberos, ahí vivían y desde ahí trabajaban debido a las malas condiciones en que había quedado su estación. Ahora el centro comercial está por abrir sus puertas al público, la gran mayoría de los centros comerciales han vuelto a trabajar, en horarios distintos a los usuales previos a Katrina.
El autobús toma la autopista, abandonando la zona cercana al Mississipi y enfilándose hacia los famosos diques, a una zona residencial de clase media alta. Casas que fueron vendidas con el privilegio de tener “vista al lago”, y que después de Katrina ese privilegio se convirtió en desventaja y desastre. El panorama es desolador, sillones, autos abandonados, lanchas, vidrios rotos, muebles de madera apilados, refrigeradores vacíos, comedores, juguetes infantiles, televisores, ropa de mujer, de niños y de hombre, portarretratos rotos, postes de luz caídos, historias de familia que se acumulan entre el lodo seco y enormes bolsas de basura negra, acompañados de botellas vacías, lámparas inservibles, restos de comida para microondas, cajas de herramientas de construcción, de aquellos que han vuelto a recuperar y reconstruir con sus manos lo que es suyo. Sin embargo, la sensación es de abandono, son suburbios fantasmas, sin habitantes, apenas recuerdos y memorias hechas de cientos de objetos rotos, suburbios a los cuales apenas han vuelto una o dos familias que corrieron con suerte de tener una cobertura de seguro contra inundaciones, William, el chofer del tour, afirma haber tenido que comprar una planta eléctrica para poder volver a su hogar, mismo que está reconstruyendo él solo “no hay nadie en mi barrio, soy el único hasta el momento, pero no voy a esperar a que venga el gobierno a arreglarlo”.

Katrina TOUR, Parte tres

Un candelabro permanece intacto en lo que alguna vez fue el comedor de una casa de dos pisos, la pared frontal dejó de existir, los pilotes de madera son el esqueleto de lo que hasta hace siete meses, era un hogar, en el que una familia compartía sus comidas bajo la luz de ese enorme candelabro de cristal cortado que permanece como símbolo silencioso.
El autobús avanza lentamente por un barrio residencial llamado Lakeview, casas de dos pisos, construcciones de madera, banderas norteamericanas en algunos jardines, y en cada puerta, una X enorme pintada con spray rojo, que indica el número de víctimas encontradas (en la mayoría hay como cifra un cero), quién hizo la inspección (fuerza aérea, US Army, Marines, guardia costera, entre otros) y la fecha en que se hizo. En algunos casos está escrito si fueron encontrados animales, mascotas, vivas o muertas.
Las casas que han vuelto a ser habitadas, lo primero que hacen es pintar su fachada, borrando esa X que podría indicar dolor y sufrimiento, más allá de pérdidas materiales. Los que han decidido rehacer su vida en otra parte, anuncian la venta de sus casas con un peculiar sentido del humor “a la venta, un poco de daños por inundación”, “gran oportunidad”, “sólo necesita un poco de pintura”, “hermosa vista a lo que queda del lago”, “zona silenciosa, perfecta para sus hijos”, “no se quejará de sus vecinos, ¡no hay!”, son algunos de los carteles que cuelgan de las puertas abandonadas, con un número telefónico casi siempre de otra ciudad. En otras casas aparecen carteles que anuncian “aquél que sea sorprendido saqueando, se le disparará”, otros más benévolos sólo dicen “prohibido saquear”, también hay carteles despidiéndose de la ciudad “adiós NOLA (Nueva Orleáns, Louisiana) te extrañaremos”, “esta es una ciudad para amarse, pero ya ha sido demasiado amor” dice un triste letrero colgado en una puerta desvencijada.
“Este tour está dedicado a los muertos de Katrina, a quienes perdieron a los suyos y a quienes reconstruyen la ciudad", dice Alan, mientras el autobús se enfila hacia el club de yates frente al lago Potchatrain, el segundo club más importante de los Estados Unidos fundado en 1849 y del cual sólo quedan ruinas, “este era un centro de negocios, la gente venía a sus yates y en ellos hacía negocios, era un lugar de relaciones y personas importantes”, mientras se observa a través de las ventanillas del autobús los catamaranes inservibles, las lanchas volteadas, los yates con el mástil roto, motos acuáticas destrozadas, todo arrasado, en un lugar que solía ser uno de los puntos más importantes de la vida marítima norteamericana.
En estos suburbios fantasmas que se recorren a través de la ventanilla de un autobús, pueden apreciarse pequeñas plazas comerciales cerradas, casi todas son iguales, con una washatería abandonada, junto a una farmacia y una pequeña tienda de mercancía general, todos los locales tapiados, sin fecha de reapertura.
El Katrina Tour incluye una serie de mapas y una carta dirigida a las autoridades, al Congreso, al Senado y a la Casa Blanca, pidiendo más fondos para los afectados, ya que el 80 por ciento de la ciudad quedó bajo el agua, lo que significa tres veces la superficie de Manhattan.
Alan comenta que aún hay dos universidades cerradas, que muchos colegios, tiendas y restaurantes tardarán meses en recuperarse, como el famoso Wal Mart y el centro comercial de lujo que fueron saqueados y que aún permanecen en obras de reconstrucción.

Katrina TOUR, Parte cuatro

“Cuando miles de personas estuvieron atrapadas, la Fuerza Aérea implementó una distribución de despensas a través de los helicópteros”, comenta Alan, mientras pasa una bolsa sellada a los turistas, es la “MRE, o Meal Ready to Eat” (Comida lista para comer), una especie de despensa que contiene pollo, pan, mantequilla de cacahuate, chocolates M&M, salsa tabasco (creación original de Louisiana), café, azúcar, sal, chicles, cubiertos, y una toallita húmeda. Ahora las MRE son souvenirs que se pueden encontrar en algunas tiendas del barrio francés, con esas típicas frases que dicen “Sobreviví al Huracán Katrina”.
River Garden es prácticamente el final del recorrido, un buen ejemplo de reconstrucción, con casas nuevas de doble techo características de Nueva Orleáns, situado frente a un barrio pobre y abandonado, en el que deambulan unos cuantos homeless que lo perdieron todo.
Sí, del desastre nace la oportunidad, y el morbo es aprovechado como una forma de “recuperación turística”. Dejando de lado los paseos a pie por el barrio francés, o los hechos en viejas carretas, o la búsqueda de fantasmas y espíritus (la Sociedad Internacional de Investigaciones Paranormales ha nombrado a Nueva Orleáns como “la ciudad más embrujada de Norteamérica”), o las historias de esclavitud e independencia contadas en los pantanos, o la visita al cementerio, o la caminata llena de mitos sobre viejos vampiros como el famoso Lestat de Anne Rice, o visitar la tumba de Marie Le Veau la reina del vudú, o caminar por el parque Louis Armstrong, o sentarse bajo la luna llena en Bourbon Street a escuchar una buena banda de jazz callejera, o en algún bar de los que hay en cada esquina con grupos en vivo, o el recorrido gastronómico que explica de dónde y cómo surgió la peculiar cocina de esta ciudad, que mezcla historia, sociedad y geografía, o la visita a Honey Island, donde se pueden ver cocodrilos, osos, nutrias, búhos y distintas clases de reptiles, incluso el tour nocturno que ofrece un recorrido por los bares en busca de la historia de las bebidas más famosas de la ciudad (como el Bourbon), ha sido desplazado; ni las grandes mansiones del siglo 18, ni el museo del Día D, ni la casa en la que vivió el pintor francés impresionista Edgar Degás, ni el museo de cera o el de Arte, ni el de Ripley’s, logran atraer tantos turistas como el Katrina Tour, pareciera que el desastre ha reemplazado a la historia y que sí, después del desastre, vienen las oportunidades y en Nueva Orleáns, este es una forma de mostrar la tragedia desde una distancia, además de “reactivar el turismo”, al menos eso dicen.

07 marzo 2006

el periodico ya salió

y se llama El Periodico (Sí, ese es el nombre... creativo!!!!)
pero bueno, ya están saliendo mis notas, unas más otras menos
y hay un link para ver el periodico (SIC) en PDF.

Nueva Orleans

esto es lo publicado en el periodico el día de hoy... luego contaré lo que vi y viví
aunque estas cifras NO las incluyeron.
NUEVA ORLEANS
25 mil cuartos de hotel están operando. Antes de Katrina, había 38 mil 600.
Desde Katrina mil 265 restaurantes han reabierto, empleando a más de 18 mil personas.
Antes de Katrina, 10 millones de turistas visitaron Nueva Orleáns en el 2004, y la ciudad estaba por llegar a esa cifra en el 2005 de que Katrina golpeara el 29 de agosto.
Anualmente el turismo representa una industria de 5.5 billones de dólares, lo que equivale a una pérdida de 15.2 millones cada día sin turistas.
El turismo empleaba a 85 mil personas (antes de Katrina), siendo la principal industria de Nueva Orleáns.
hasta el momento, 500 personas continúan desaparecidas...


RESCATAR
Desde el aire, la primera vista con la que Nueva Orleáns recibe a los visitantes, son los techos azules en las casas de dos aguas, techos de lona azul que evitan filtraciones por las lluvias, además de las casas rodantes blancas estacionadas en las calles de muchos suburbios, ambas cosas, donadas por FEMA (Federal Emergency Management Agency) Agencia Federal para manejo de Emergencias. Esos son los primeros visos de la “zona cero” seis meses después del paso del huracán Katrina.
Si uno no pone demasiada atención, puede pasar sin observar las cicatrices del paso de Katrina. La primera señal desde el aeropuerto al french quarter, está en las grandes autopistas cuyos muros de contención conservan aún pequeñas líneas de agua color barro, líneas que rebasan en algunos puntos los dos metros, y mientras más se acercan al centro del antiguo barrio francés, el nivel de altura de esas líneas amarillas barro disminuye.
El festejo del mardi gras, encontró objeciones entre los habitantes de esta ciudad, algunos consideraban que la cantidad de dinero usada en el mismo podría bien ser utilizada en la reconstrucción de la ciudad, pero también encontró el apoyo de otros grupos basado en una premisa sencilla “es necesario que el mundo sepa que estamos listos para recibir gente, que seguimos con nuestra tradiciones, pero que también se enteren que hay mucho por hacer en cuanto a recuperación”, con esta idea, se llevó a cabo el 150 aniversario de la fiesta más famosa de esa orilla del Mississipi.
Este año, la fiesta del Mardi gras tuvo un rostro distinto, un rostro familiar, menos alcohol en las calles, menos jovencitas dispuestas a mostrar sus atributos por un simple collar de plástico, y más familias disfrazadas, con lo cual, de acuerdo con la gente de la ciudad, se rescató en mucho el sentido de esta fiesta.
Aun cuando no se llegaron a las cifras de años anteriores, en este 2006 el mardi gras tuvo un 60 o 70 por ciento de visitantes, comparado con el 2005, es decir, alrededor de 350 mil personas, lo cual superó las expectativas que la ciudad tenía, considerando la escasez de habitaciones y de servicios en los que aún se encuentra este destino turístico.
Bourbon Street aun conserva el olor a fiesta, a cerveza y alcohol, en todas las calles del barrio francés hay restos, collares cuelgan de los balcones, algunos permanecen rotos en el piso, junto a enormes bolsas de basura, envases, vidrios de cervezas y botellas, sobre todo de bourbon.
La resaca está en los rostros, la gente trae la música por dentro y espera recuperarse después de otro mardi gras, con las bandas de jazz, blues y brass que suenan en todos los rincones de ese barrio que conserva letreros que recuerdan que Louisiana alguna vez fue provincia española.

REACTIVAR
La reactivación de la industria en Nueva Orleáns se encuentra enfrascada en un círculo vicioso, no hay trabajadores porque estos no tienen casas en donde vivir, no hay suficientes restaurantes y hoteles abiertos porque no tienen gente que los atienda, no hay gente que los atienda porque no tienen donde vivir, no hay trabajo porque no hay gente que trabaje, no hay gente que trabaje porque no hay donde vivir. La reactivación suena complicada, y así lo es.
Nueva Orleáns es, como dice un viejo hombre de jazz frente al famoso y antiguo Café du monde, una ciudad cuyo espíritu está listo para levantarse, pero cuyo cuerpo aún no funciona.
La reactivación es más veloz en la zona turística, el mardi gras era una oportunidad de dos vertientes, la primera demostrarle al mundo que Nueva Orleáns está de pie y listo para recibir turistas, y la segunda, hacerle ver a esas personas, que aún queda mucho por hacer en este lugar.
Las constructoras plantan enormes palmeras en la avenida Canal, una de las principales de la ciudad, que alberga los hoteles más importantes de Nueva Orleáns, aquellos que para poder abrir tuvieron que disponer de algunos pisos de sus habitaciones para sus empleados.
Muchos establecimientos continúan cerrados, como la mejor tienda de fotografía, una especializada en cuestiones deportivas y otra famosa por sus artículos de diseñadores exclusivos, saqueadas todas después del huracán, y de cuya experiencia han nacido comentarios como “por eso cuando evacuaron a la gente, muchos videogrababan la salida, con sus sudaderas Nike y sus tenis Reebok y cargando sus pertenencias en sus maletas Louis Vuitton, todo completamente nuevo”.
Muchos locales están vacíos y con anuncios de venta, mucha gente no volverá, letreros por todas partes dicen que extrañarán la ciudad y su vida. “Volveré como visitante” se lee en un letrero con spray pintado en la puerta de una casa destruida, ese es uno de los rostros comunes de Nueva Orleáns, lejos del french quarter, del jazz¸de Tom Sawyer y las historias de vampiros escritas por Anne Rice, lejos de los cantantes de blues, y del sonido de los barcos del Mississipi, pero dentro de Nueva Orleáns, ese otro Nuevo Orleáns en el que existen barrios enteros en los cuales aún no se puede habitar, casas que después de Katrina fueron completamente arrasadas y que continúan así, calles desiertas y silenciosas por las noches, barrios oscuros en los que no vive nadie, es el otro rostro de una ciudad turística.
Aún el 50 por ciento de esta ciudad no tiene agua potable, drenaje ni energía eléctrica, ese es el siguiente reto del gobierno. Piotr, un periodista croata dice sorprendido “es increíble que en América (refiriéndose a USA), seis meses después del paso de un huracán, aún estén en esas condiciones, eso lo entendemos de un país del tercer mundo, pero... vamos, esto es América”.

RECONSTRUIR
Ivan, un taxista ruso que vive en Nueva Orleáns desde hace cinco años, afirma "la recuperación de la ciudad es gracias a los mexicanos (ilegales), son grandes trabajadores y ellos fueron los que se metieron en donde nadie se atrevía para comenzar la reconstrucción", sin embargo, su opinión no es compartida por muchos habitantes de Louisiana, que comentan que "los ilegales le quitaron el trabajo a la gente que nació y creció aquí".
Un ejemplo es Uriel, un joven tabasqueño que vivió hace seis años en Cancún y trabajó como mesero, después intentó probar suerte en Estados Unidos, donde vive desde hace cinco años, la mayor parte de ellos trabajando en Carolina del Norte y desde hace seis meses en esta ciudad devastada. Su decisión para ir a Nueva Orleáns, era que “había mucho trabajo”, limpiando casas que habían quedado inundadas en lodo. Sin embargo, se queja “nos mandan a trabajar, pero detrás de las asignaciones de limpieza, mandan a la migra”. Uriel tiene permiso de trabajo, pero su novia Yendi, salvadoreña e ilegal, tiene que andar escondiéndose en esas ocasiones, “nos necesitan pero no nos quieren, siempre es así” dice Uriel resignado, además, comenta, “está bajando el trabajo porque las iglesias están haciendo grupos de voluntarios, aunque los gringos hacen en cuatro días lo que nosotros hacemos en uno”.
El tema de la reconstrucción es uno de los pendientes más importantes para el gobierno de Louisiana y para Nueva Orleáns, que en el próximo mes elegirá alcalde, puesto para el cual se han registrado 24 candidatos, aunque mucha gente afirma que el mayor Ray Nagin, tiene grandes oportunidades de ser reelecto.

·#elmundodestephen

 es un #podcast que escribo para #portalsonoro de #Sonoropodcast una ficción con Stephen King como personaje principal, lo pueden escuchar e...