BIENVENIDO A CANCUN

Sin opciones

Imagina que tienes más de 30 años, imagina que tu conocimiento del hip hop se reduce a Run DMC o Public Enemy, imagina que prefieres a Pearl Jam en lugar de a Blink 182, imagina que tu juego de video favorito se remonta a Pac Man, imagina que te dicen más Depeche Mode y New Order que la música lounge, imagina que ya nadaste con delfines, ya buceaste en cenotes, ya tomaste café frapuccino, capuchino, mokaccino, helado, caliente, imagina que ya recorriste todas las plazas sin comprar nada, imagina que ya visitaste todas las librerías y nunca encontraste a Easton Ellis, ni siquiera a Saramago, imagina ya viste las 10 películas disponibles de la cartelera cinematográfica que se exhiben en los dos únicos grandes corporativos, imagina que ya fuiste a todas las ruinas prehispánicas que hay en la zona, imagina que ya te acostaste en el parque o en la arena a ver las estrellas, imagina que ya conoces todas las playas de la zona hotelera y de Puerto Juárez, imagina que ya paseaste por toda la Yaxchilán y ya cantaste tus canciones favoritas en todos los karaokes...
¿Qué te queda en las noches de Cancún?
Un panorama no muy halagador, cuando intentas pasar una noche con tus amigos en algún lugar en el que puedas platicar, sin sentirte bombardeado por Usher o Beyonce, o por las balas electrónicas de dj Tiesto o alguien por el estilo.
Hay a quienes la vida nocturna se ha tenido que reducir a reuniones en casa, es preferible, controlas la música que escuchas, así evitas una mezcla tan extraña de Placebo con Luis Miguel o algo por el estilo; las opciones no existen, a los que les gusta el reggae, deben fumarse media hora de música infumable para escuchar una canción clásica;
En realidad la noche de Cancún no ofrece muchas opciones, después de pasar unos cuantos antros, todos suenan iguales, y la perspectiva karaoke no entra en mis planes, es, definitivamente, frustrante intentar pasar un buen rato en algún bar.
Basta con caminar una noche en Cancún, por aquellas zonas en las cuales uno puede “divertirse” y encontrarse, dependiendo de los gustos, ante un territorio completamente árido, lugares para turistas en su mayoría, con las canciones de moda norteamericanas, con los djs más renombrados a nivel mundial ¿qué pasa cuando el nombre de Dj Klang no significa nada para ti?

Guapachosa Gasolina
También existe la opción de ser guapachoso, de bailar apretaitos, o de pedir más gasolina, o ser de la mesa que más aplaude... pero si no corre por tus venas esa alegría bailadora, si no compartes el gusto por esos ritmos, estás en problemas, muchos lugares de Cancún definitivamente no son para ti.

Para muchos treintañeros que han venido a hacer una nueva vida en Cancún, resulta terrible la expectativa de tener que acostumbrarse a escuchar música que no les gusta, con tal de socializar un poco, finalmente, son gente que trabaja y que merece, como cualquier ciudadano, algo de diversión, digna, lo que le molesta a a varios, “resulta que para pasármela bien, debo estar dispuesta a cantar a Timbiriche, bailar a Eminem, mover las caderas como Shakira o Li’l Kim”, pero eso no es lo que le gusta a la mujer que me lo contó y a muchas otros ciudadanos de Cancún.
Es una perspectiva que comparten jóvenes de más (y de menos) de treinta años que han hecho su vida en Cancún, una noche en la cual escuchan a Paulina Rubio o a Juanes, o bares lounge en los cuales escuchan música que no les transmite nada, o canciones de supuesto R&B con las cuales no tienen nada qué ver para identificarse, o con la música latina, inundada de ritmos caribeños, reaggeton, cumbia, norteña y salpicada de salsa, para ellos.
La noche cancunense termina dentro de sus hogares, refugiados en sus estéreos confiando en la variedad de sus colecciones discográficas para pasar un buen rato, porque la posibilidad de divertirse afuera, es tan lejana como las ciudades de las que provienen estos treintañeros cancunenses.
Una respuesta fácil, dicha por un anónimo dj de bar, es, “si no les gusta, que no vengan, o que se cambien de ciudad, porque aquí es lo que hay”... ante esta perspectiva, estos jóvenes tendrían que ponerse a pensar entre sacrificar su identidad, bailando a Paulina, Usher, Pink, Eddie Santiago, los de la gasolina, los de la mesa más aplaudidora, los djs de aquellos viejos raves, y olvidar la discografía que han ido armando en sus vidas, discografía que recuerda cosas, momentos, esa colección de canciones que solían decir algo, como The Universal de Blur, Champagne Supernova de Oasis, Bigmouth Strikes Again de The Smiths, Prayers For Rain de The Cure, Sunday bloody Sunday de U2, Karma Police de Radiohead, Animal Nitrate de Suede, Woman in Chains de Tears for Fears, Glory Box de Portishead, Synchronicity de The Police, They Dance Alone de Sting. O aquellas en español con las que aprendimos que también en nuestro idioma el rock podía significar algo: Un millón de años Luz, de Soda Stereo, Aquí no pasa nada, de Caifanes, Los Dinosaurios, de Charly García, Matador, de los Cadillacs, Las batallas, de Café Tacuba e incluso Regrésame a Júpiter, de Fobia, por mencionar algunas canciones de esas que solían decir algo, pero que en los bares de Cancún son, prácticamente inexistentes...
Imagina que vives en Cancún, que tienes más o alrededor de 30 años, imagina que quieres divertirte una noche, imagina que ya lo has intentado, imagina que regresas a casa, con tus amigos y pones tu stereo, imagina a la gente con la cual convives, otra vez en tu mesa, escuchando las mismas canciones que a todos les gustan...imagina esto cada día de descanso... Bienvenido a Cancún.