El Mundo al Revés

En esta civilización, donde las cosas importan cada vez más y las personas cada vez menos, los fines han sido secuestrados por los medios: las cosas te compran, el automóvil te maneja, la computadora te programa, la TV te ve”. Eduardo Galeano

El rapero más famoso (Eminem) es blanco; el baterista de Def Leppard sólo tiene un brazo; Barry White es negro y Frank Black es blanco; Jennifer López es “latina” y apenas habla español; los videojuegos se convierten en películas y las películas se transforman en tiendas; la palabra rebelde actualmente remite a un disco con ventas de platino; en este mundo al revés, la palabra positivo significa todo lo contrario cuando te haces una prueba de VIH; y en Cancún, el dos por uno se pide como “una para dos”.

El mundo es, sin duda, un lugar lleno de contradicciones, aunque sabemos que hay cosas que no deberían suceder, o que suenan completamente disparatadas, éstas existen y pasan todos los días, desde personalidades que revelan sus intimidades al mejor postor; rockeros que cantan política; criminales con grandes historiales que nunca pisan prisión; la llamada globalización en lugar de promover la diversidad, uniforma; presos que planean crímenes vía celular; espacios privados que suplen a los espacios públicos; niños que trabajan; niños que necesitan celular; políticos que cambian de partido como de corbata, países que no existen, cámaras que vigilan a personas encerradas en una casa; el cabello de Elvis Presley va a subasta y es comprado en 110 mil dólares; representativos nacionales llenos de jugadores extranjeros, un zoológico inglés en el que muestran homo sapiens; cantantes que actúan y actores que cantan... o como la entrada del campo de concentración nazi, Auschwitz, en el que había un gran cartel que decía: “El trabajo libera”.
El mundo al revés es tan cotidiano que ya ni siquiera suena como algo disparatado,

El mundo al revés es ese que imaginamos imposible, pero que pisamos todos los días, en el que estamos vacunados contra el asombro y todo nos resulta natural, aunque no lo sea. El mundo en el que vivimos aún es capaz de sorprendernos, aunque sea por cuestiones tan absurdas como las anteriores, o aquellas que en lugar de sorprendernos deberían indignarnos.