VODKA A LA YUGULAR

A veces me sorprendo con un vodka y calles repletas de gente que no entiendo, nombres de calles impronunciables y revistas porno en los estantes de la libreria vacía, sed perra e incontrolable flota en los bolsillos rotos de la via láctea, las monedas se evaporan con el calor.
Un poco más de vodka a la yugular, caminar, caminar sin destino, rotondas de hombres ilustres cuyos pecados no contamos, resaca de mirar por la ventana una piscina secuestrada, abro la botella fuera de foco y me sostengo entre el cielo, abusos deshonestos llenan los titulares de los diarios, la cabeza de un niño entre los misiles, un análisis de la potencia entre los de israel y los de líbano, no uses mayúsculas en la guerra, no vale la pena, (alcanzas a pensar).
Bebes otra tarde sin luna un vodka precipitado y agradeces los hielos al creador...
Mientras te retuerces esperando el fin de una via lactea, bebes una vez más y las máquinas trabajan para que puedas volver a salirte de foco y todas las noches, desde tu ventana, sangras las esquinas rotas de una primavera de besos fantasmas, fantasmas y prismas en las líneas de tu mano, eternas las noches que robas al vodka directo a la yugular que llora en las calles infladas, recuerdos que cruzan las avenidas y los sueños que emergen en la sobriedad.
Prendes el televisor y las noticias te obligan nuevamente, todas las noches, conjura la realidad con vodka a la yugular, hasta evaporarte o disolverte.