03 octubre 2005

Tráfico en Cancún

Llueve, las calles se inundan, los niños esperan impacientes en el patio de la escuela, sus padres hacen largas filas automovilísticas para recogerlos exactamente en la puerta, no importa que el tráfico se acumule a sus espaldas, hay que evitar que los niños se expongan de la banqueta al auto... ¿le suena familiar? Es Cancún a la entrada/salida de la escuela.
Afuera de las plazas comerciales, dentro de los estacionamientos, en las avenidas, resulta que no podemos encontrar lugar para estacionarnos, que los camiones ocupan ambos carriles, que los taxis se paran en cualquier parte, que no hay alternativas viales para llegar a donde vamos, que es un cuello de botella cada avenida.
“Que no llueva” es lo primero que pide Alejandro antes de salir de su casa y meterse al coche rumbo al trabajo, consciente de que las calles de Cancún se transforman en ríos interminables y el tráfico se vuelve mucho más pesado.
Y aunque no llueva, las calles son ríos de automóviles, con placas de todas partes del país, que se suman a un parque vehicular que crece cada día sin control. Algunos buscan evitar el tráfico de la Tulum y optan por la Bonampak, otros prefieren la Labná aunque den más vueltas, la cuestión principal, es evitar los semáforos y los pasos peatonales.
El desorden afuera de las escuelas desquicia calles y avenidas, semáforos descompuestos y dobles filas incrementan el caos.
Desde temprano, Alejandro tiene que dejar a su pequeño en la guardería, lo que le obliga a salir antes de su casa, un trayecto que hace un año hacía en 8 o 10 minutos, ahora le lleva poco más de 15.
Jorge, cuyo trabajo está en la central de abastos, ha visto como lentamente se reduce su tiempo, debido a la carga vehicular hacia el aeropuerto. Antes, hace no más de un año, el trayecto del centro a su trabajo lo realizaba en 10 minutos, actualmente, dependiendo de la hora, puede hacer más de 20. por lo que debe salir con más anticipación.
“Yo vine huyendo del tráfico y de la contaminación y ahora, resulta que tenemos problemas de embotellamientos por todos lados” dice Daniel, un chilango radicado en Cancún desde hace más de 10 años y que ha sido testigo de los cambios en la ciudad.
Por la Chichén las cosas en la mañana se vuelven complicadas, gente hacia sus trabajos, niños hacia las escuelas, amas de casa hacia el supermercado, todos con una dirección, con prisa y sin deseos de dejar pasar al coche de al lado.
La Palenque es insuficiente, esa es la palabra que utiliza la señora Viridiana, “ya no se puede transitar por ahí cuando voy por mis hijos”.
Insuficiente no sería la palabra más adecuada, pero es la única que me viene a la cabeza, cuando todas las calles son herraduras que desembocan en avenidas, no hay opciones para evitar caer en una trampa de tráfico. Pero eso ya todos lo saben, ahora, con la lluvia, deciden salir con más tiempo, para no llegar tarde a sus trabajos o citas, conscientes de que no habrá atajo posible, pero sí más autos, más cancunenses nuevos, más hummers, más autos salidos de agencia todos los días, más conductores que se creen pilotos y menos espacio en las calles.

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