11 marzo 2006

Katrina TOUR, Parte tres

Un candelabro permanece intacto en lo que alguna vez fue el comedor de una casa de dos pisos, la pared frontal dejó de existir, los pilotes de madera son el esqueleto de lo que hasta hace siete meses, era un hogar, en el que una familia compartía sus comidas bajo la luz de ese enorme candelabro de cristal cortado que permanece como símbolo silencioso.
El autobús avanza lentamente por un barrio residencial llamado Lakeview, casas de dos pisos, construcciones de madera, banderas norteamericanas en algunos jardines, y en cada puerta, una X enorme pintada con spray rojo, que indica el número de víctimas encontradas (en la mayoría hay como cifra un cero), quién hizo la inspección (fuerza aérea, US Army, Marines, guardia costera, entre otros) y la fecha en que se hizo. En algunos casos está escrito si fueron encontrados animales, mascotas, vivas o muertas.
Las casas que han vuelto a ser habitadas, lo primero que hacen es pintar su fachada, borrando esa X que podría indicar dolor y sufrimiento, más allá de pérdidas materiales. Los que han decidido rehacer su vida en otra parte, anuncian la venta de sus casas con un peculiar sentido del humor “a la venta, un poco de daños por inundación”, “gran oportunidad”, “sólo necesita un poco de pintura”, “hermosa vista a lo que queda del lago”, “zona silenciosa, perfecta para sus hijos”, “no se quejará de sus vecinos, ¡no hay!”, son algunos de los carteles que cuelgan de las puertas abandonadas, con un número telefónico casi siempre de otra ciudad. En otras casas aparecen carteles que anuncian “aquél que sea sorprendido saqueando, se le disparará”, otros más benévolos sólo dicen “prohibido saquear”, también hay carteles despidiéndose de la ciudad “adiós NOLA (Nueva Orleáns, Louisiana) te extrañaremos”, “esta es una ciudad para amarse, pero ya ha sido demasiado amor” dice un triste letrero colgado en una puerta desvencijada.
“Este tour está dedicado a los muertos de Katrina, a quienes perdieron a los suyos y a quienes reconstruyen la ciudad", dice Alan, mientras el autobús se enfila hacia el club de yates frente al lago Potchatrain, el segundo club más importante de los Estados Unidos fundado en 1849 y del cual sólo quedan ruinas, “este era un centro de negocios, la gente venía a sus yates y en ellos hacía negocios, era un lugar de relaciones y personas importantes”, mientras se observa a través de las ventanillas del autobús los catamaranes inservibles, las lanchas volteadas, los yates con el mástil roto, motos acuáticas destrozadas, todo arrasado, en un lugar que solía ser uno de los puntos más importantes de la vida marítima norteamericana.
En estos suburbios fantasmas que se recorren a través de la ventanilla de un autobús, pueden apreciarse pequeñas plazas comerciales cerradas, casi todas son iguales, con una washatería abandonada, junto a una farmacia y una pequeña tienda de mercancía general, todos los locales tapiados, sin fecha de reapertura.
El Katrina Tour incluye una serie de mapas y una carta dirigida a las autoridades, al Congreso, al Senado y a la Casa Blanca, pidiendo más fondos para los afectados, ya que el 80 por ciento de la ciudad quedó bajo el agua, lo que significa tres veces la superficie de Manhattan.
Alan comenta que aún hay dos universidades cerradas, que muchos colegios, tiendas y restaurantes tardarán meses en recuperarse, como el famoso Wal Mart y el centro comercial de lujo que fueron saqueados y que aún permanecen en obras de reconstrucción.

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