15 marzo 2006

UN AÑO Cancunense

Sí, se ha cumplido, y ya casi los 32 de vida, a días de ellos...
Habría que hacer un balance del paso por estas tierras, dos huracanes, tres periódicos, un año de dar clases, mucha gente desconocida que de pronto se vuelve familiar y mucha gente importante que se transforma en fotografía y plática en msn o llamada de larga distancia.
Un año de vida cancunense, uno se acostumbra a esta relajación, a esta humedad, a este calor, a estas costumbres, a este turismo, a este miedo a que se vayan los turistas, a estas calles inundadas cuando llueve, a este andar sin prisas, a estas calles sin semáforos, a estos postes caídos, a estos cables colgados, a estos troncos que florecen en el piso, a este Sanborns convertido en la mejor librería, a un centro comercial que se quema y ese mismo día abre, a los antros sin fachada pero con filas enormes de ansiosos queriendo entrar , a este lugar sin opciones, a este Cancún de poca ropa y poco todo, porque finalmente, si no hay nada qué hacer... ¿para qué exigirse?
Peligro de conformismo, de acomodarse, de relajarse y de tachar días en el calendario y de cambiar de calendario indefinidamente, e irlos acumulando en cajones de un departamento semiamueblado, en la caja que traes desde tu antiguo hogar, porque tu paso por Cancún siempre es temporal, ¿no? por eso no compras muebles, ni pintas la casa, ni compras cuadros o adornos, sólo lo necesario para estar no para vivir.
Es curioso, en esta ciudad todo el mundo recuerda la fecha en que llegó, yo llegué el 11-M, pero del año siguiente, del 2005, y a cualquiera que vive acá, le puedes preguntar y ninguno dudará, todos responden rápidamente el día, el mes y el año en que llegaron, algunos hasta la hora, yo llegué pasadas las tres de la tarde...
La costumbre se hace densa, te acostumbras a ir a dar clases, a caminar a tu trabajo, a caminar a tu casa, a caminar al videoclub, a caminar todo el tiempo a hacer 15 minutos caminando a cualquier parte, y piensas que eso es bueno, no? que tal vez eso es lo que te hacía falta... pero cuando no hay a dónde caminar, viene el problema.
Te acostumbras al tiempo libre y dices "esto es bueno", a leer durante horas y dices "esto es bueno", caminas y dices "esto es bueno", te sientas en la playa y dices "esto es bueno", ves springbreakers beber hasta embrutecerse y dices "esto es bueno", conoces gente y despides gente y dices "esto es bueno", besas a alguien y nunca la vuelves a ver y dices "esto es bueno", y todo es bueno...
Cuando uno nace en una ciudad no se la pasa pensando si le gusta o no, simplemente la vives (al menos en mi cas y más siendo del DF), si te puedes ir, lo haces... pero cuando vives en ciudades como Cancún, te la pasas preguntándote qué demonios haces en un lugar así, carente y sin sentido, sin identidad ni destino,
Muchos dejaron de preguntárselo, porque olvidaron la respuesta...
Ese es el riesgo del PARAISO

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y es curioso que la mayoria se queja de que Cancun es un pueblo, que no tiene cultura ni historia, de que le falta, le falta, le falta, pero ningno se va y justifican su desagrado con que es "el precio de vivir en el paraiso". Cuando vives en Cancun aprendes a verle tantas facetas positivas, que te convences de que no puede existir un lugar mas hermoso y completo, dentro de sus carencias. Pero cuando sales de Cancun regresas a una realidad que te recuerda que el mundo es mas que una franja de tierra rodeada de las playas mas hermosas del mundo. Como tantos otros que la vivieron intensamente, yo jamas olvidare Cancun y seguire viviendo sus calles y gentes a traves de amigos como Gabo, que no pueden vivir con ella, pero sin ella tampoco.

·#elmundodestephen

 es un #podcast que escribo para #portalsonoro de #Sonoropodcast una ficción con Stephen King como personaje principal, lo pueden escuchar e...